MIGRACIÓN, EMPLEO TURÍSTICO Y NECROPOLÍTICA EN SAYULITA, NAYARIT

 

Resumen

El presente artículo tiene como objetivo analizar las características del empleo al que acceden los inmigrantes en Sayulita, Nayarit, un destino de playa en México, así como la utilización en el territorio, de mecanismos de necropolítica que afectan sus condiciones laborales y de vida. Los resultados de investigación cualitativa obtenidos evidencian la precariedad, marginación, exclusión social y discriminación que padecen, aunque también la capacidad de agencia desarrollada para subsistir en un contexto de globalización y neoliberalismo exacerbado.

 

Palabras clave: migración, turismo, empleo, necropolítica, Sayulita, Nayarit.

 

MIGRATION, EMPLOYMENT, AND NECROPOLITICS IN SAYULITA, NAYARIT

Abstract

This article aims to analyze the characteristics of the employment accessed by immigrants in Sayulita, Nayarit, a beach destination in Mexico, as well as the utilization in the territory of mechanisms of necropolitics that affect their working and living conditions. The results of qualitative research presented here demonstrate the precariousness, marginalization, social exclusion, and discrimination they endure, while also highlighting the agency developed to survive in a context of rampant globalization and neoliberal capitalism.

 

Keywords: migration, tourism, employment, necropolitics, Sayulita, Nayarit.

 

Figura 1. Playa de Sayulita, Nayarit

Autor: Jonathan Marrujo Galván (fotografía tomada el 3 de mayo de 2023).

 

1. Introducción

El modelo de desarrollo turístico que opera en la mayoría de los destinos del país funciona bajo una lógica de libre mercado que requiere el flujo constante de migración para trabajos de construcción y servicios por los que la población trabajadora recibe bajos salarios, escasas o nulas prestaciones y padece, además, una segregación espacial, social y racial. Para describir este modelo de turismo que implica una dominación racial-económica y cultural sobre los trabajadores del turismo, se retomará el concepto de necropolítica.

 

De acuerdo con Cañada y Gascón (2007), en gran parte de los países del sur, el turismo se presenta como la ruta más rápida para alcanzar el crecimiento económico y desarrollo, en un contexto de neoliberalismo; por este motivo, las expectativas que la actividad produce sobre todo en los gobernantes y empresarios son altas, pues se considera que con las inversiones en turismo podrán generarse suficientes empleos y un aumento en la inversión e infraestructura. Sin embargo, la actividad tiene visibles impactos negativos que afectan fundamentalmente a los grupos más vulnerables, ya que el crecimiento económico no se distribuye equitativamente (Millán y Cota, 2021). El turismo genera contradicciones y tensiones en los territorios donde se desarrolla, por lo que es necesario analizar los problemas asociados a este fenómeno, que no siempre son motivo de interés y atención (Cañada y Gascón, 2007).

 

El cuestionamiento sobre el tipo de crecimiento que genera el turismo también existe respecto al tipo y calidad del empleo; un indicador de ello está en el cómo se distribuye el ingreso y la relación entre crecimiento turístico y pobreza. Para Bertoncello (2008), la relación turismo-generación de empleo puede analizarse desde dos grandes perspectivas: una positiva y otra negativa. Desde la perspectiva positiva, se ha difundido la capacidad de la actividad turística para generar empleo, que además no requiere de una alta cualificación. Sin embargo, los efectos no deseados se presentan, particularmente, en el mercado de trabajo, por el bajo nivel de ingresos y calidad de vida de los trabajadores.

 

Es por ello pertinente analizar si el turismo está reproduciendo patrones sociales como el racismo o si el modelo productivo predominante en el turismo requiere de formas de explotación. En este artículo se sostiene que el turismo desarrollado en Sayulita reproduce una forma de dominación y particularmente un modelo de colonización, la “necropolítica”, que es utilizada por la economía para justificar diferenciaciones raciales y el dominio de un pequeño grupo sobre la mayoría (Mbembe, 2011; Lapointe, 2022; Reinecke y Dimenstein, 2009).

 

En el caso del municipio de Bahía de Banderas, la región turística más importante del estado de Nayarit, México, por su dinamismo económico, el turismo genera empleos caracterizados por la precariedad, que inciden en las condiciones de pobreza y vulnerabilidad observadas tanto en la población local como en los inmigrantes que viven en el destino. Para las empresas turísticas (hoteles, restaurantes  y servicios) lo anterior significa un crecimiento sostenido en sus ganancias, y para   el gobierno, un aumento en los empleos y negocios, pero a costa de la explotación extrema de los trabajadores.

 

Sayulita, Nayarit, es un pequeño poblado localizado en el municipio de Bahía de Banderas, Nayarit, que desde el año 2015 cuenta con el reconocimiento de Pueblo Mágico, distinción otorgada por la Secretaría de Turismo del Gobierno de México a localidades que a través del tiempo han conservado su valor y herencia histórico-cultural y pueden ser atractivos para los turistas (DOF, 2014). Actualmente este destino de sol y playa tiene una gran afluencia de turismo internacional y nacional, que ha generado empleo, pero no cualificado, con largas y extenuantes jornadas, sin prestaciones sociales y estacionales, en condiciones muy alejadas de lo que la Organización Mundial del Trabajo llama “un trabajo decente”. Señalan al respecto Barrón et al. (2019) que el nombramiento de Pueblo Mágico ha incrementado la llegada de turistas, pero no ha incidido en el número de empleos y tampoco en las condiciones laborales y salarios de los trabajadores.

 

El presente artículo busca contribuir en la reflexión teórica sobre la precariedad del empleo turístico en Sayulita y su relación con los mecanismos de biopoder y necropolítica, aprovechando la creciente cantidad de estudios empíricos que describen y analizan las características que tiene este tipo de actividad social, pero que hasta la fecha han avanzado poco en la construcción de teorías propias (Mbembe, 2011; Lapointe, 2022; Mendiola, 2017; Rodríguez, 2017; Valverde, 2015). En este caso, se propone “alejar el lente” con el que generalmente se analiza el turismo, pasando  de considerarlo únicamente como una actividad económica para tomar en cuenta las relaciones de poder que se producen en los destinos. Como ya se mencionó, el turismo genera en los países del llamado “sur global” una serie de desigualdades (laborales, espaciales, raciales y de nivel de vida) que caracterizan una forma de dominación denominada como necropolítica (Lapointe, 2022).

 

Los resultados que se presentan fueron obtenidos mediante un estudio cualitativo realizado durante el periodo 2022 y 2023, que se apoyó en técnicas como la observación directa, la entrevista a profundidad y el grupo de enfoque. El texto consta de siete apartados: en el primero se analiza el concepto de necropolítica y su relación con el empleo en los lugares turísticos; el segundo aborda el fenómeno de la migración y la migración interna; el cuarto explica la metodología utilizada; en el quinto se presentan los resultados, en el sexto se encuentra la discusión y, finalmente, en el séptimo están las conclusiones.

 

2. La Necropolítica y el empleo en los lugares turísticos

Desde finales del siglo XX hasta principios del XXI, se han dado cambios en los flujos migratorios y el trabajo, con movimientos no sólo del campo a la ciudad, sino también entre ciudades e incluso dentro de las mismas metrópolis. Actualmente, hay una variedad de tipos de migración y trayectorias, lo que ha generado nuevos tipos de movilidad migratoria. Según Castro (2021), la historia de las migraciones está ligada a cómo se explota la fuerza laboral para acumular capital, lo que lleva a la precarización y degradación social de los migrantes, quienes aseguran ganancias al capital aceptando trabajos mal remunerados y en condiciones adversas, sin protección laboral o social, y asumiendo costos por problemas de salud y pérdida de empleo. En el caso del turismo, los migrantes a los que haremos referencia, son las personas (y sus familias) que arriban a un destino turístico para trabajar temporal o permanentemente dentro de alguno de los servicios o negocios relacionados al turismo; hoteles, restaurantes, venta de mercancías, etc. (Joseph y Ceja, 2021a).

 

La contratación en el sector turístico requiere tanto de una alta especialización como trabajos sin cualificación, atrayendo tanto a migrantes sin estudios, como algunos con carreras en servicios turísticos. En España, un importante destino turístico global, el turismo presenta una alta desprofesionalización, intensificación de las jornadas laborales, bajos salarios, precarización generalizada, contratos eventuales, subcontratación y abusos laborales, situación que se reproduce en destinos como Londres, París, Cancún y Punta Cana (Cañada, 2017; Parlamento Europeo, 2017). Esta precariedad se atribuye al afán de maximizar ganancias de empresas capitalistas en un contexto neoliberal con políticas de flexibilización laboral y mayor poder corporativo, lo que dificulta la organización sindical. A pesar de la prosperidad aparente del sector turístico en España, las condiciones laborales no han mejorado, debido en parte a la legislación laboral de 2012 que favoreció la gestión flexible del empresariado y facilitó el despido de trabajadores (Martínez y Martínez, 2020; Cañada, 2017).

 

Córdoba (2020) argumenta que el turismo funciona como un poder capitalista  al extraer trabajo humano, riquezas locales y recursos naturales y culturales. Esta perspectiva la considera una“tecnología eficiente”, capaz de convertir cualquier elemento en un recurso. En Cancún, Quintana Roo, la construcción atrajo a migrantes, generando un rápido crecimiento de asentamientos urbanos empobrecidos. Aunque la ciudad recibe élites globales, muchos migrantes por trabajo enfrentan empleos precarios, inestables y mal remunerados, viviendo en condiciones de pobreza y carencia de servicios básicos (Castro, 2021).

 

Ante este escenario, ¿Cómo podemos explicar que la precariedad, explotación y vulnerabilidad son características presentes en distintas zonas turísticas del “sur global”? Proponemos que el uso del poder, particularmente la postura de necropolítica permiten explicar este fenómeno. Para entender el concepto de necropolítica es fundamental definir, en primer lugar, el concepto de biopoder. Este último fue propuesto por Foucault (1979) para analizar los mecanismos mediante los cuales funciona y se institucionaliza el poder. En esta visión del poder, el objetivo de éste es “conducir las conductas” (Estévez, 2018); es decir, su actuación es sobre los actos de los individuos: cuáles serán permitidos y cuáles serán prohibidos (Foucault, 2000). El biopoder se vale de un discurso, que le permite definir una línea entre lo verdadero y lo falso, así como una constante interrogación a los sujetos para encontrar en ellos la verdad construida y solicitada por el mismo poder (Foucault, 2014).

 

El turismo como fenómeno biopolítico se refiere a la manera en que los Estados y las industrias turísticas regulan, clasifican, nombran y categorizan la actividad de las personas y los espacios donde se ejerce esta actividad (Foucault, 2000; Lapointe, 2022). Esto incluye alentar y proteger ciertos comportamientos y actos mientras se castiga o desalienta a otros (Foucault, 1979). El turismo biopolítico implica la generación de disciplinas, entre otras cosas, relacionadas al control del tiempo y el uso de lugares específicos (Reinecke y Dimenstein, 2009). Esta regulación incluye los ciclos de vida de las poblaciones locales y de los trabajadores turísticos, incluyendo su movilidad, sus condiciones laborales y su acceso a recursos y servicios. Además, puede implicar la instrumentalización de aspectos culturales, naturales y sociales de las comunidades receptoras para satisfacer las demandas del mercado turístico, lo que puede tener impactos en la identidad, el medio ambiente y las dinámicas sociales locales (Estévez, 2018).

 

Achille Mbembe utilizó el concepto de “necropolítica” para referirse al ejercicio del poder estatal y su capacidad para determinar quién puede vivir y quién debe mo-  rir. Esto supone, por parte de Mbembe, una adaptación del término de biopolítica (Foucault, 2000) al ejercicio del poder en contextos coloniales, donde los mismos gobiernos que estudió Foucault para desarrollar su concepto de biopoder ejercen una forma de dominio distinto sobre otras poblaciones, en los que la muerte ejerce un papel central y constante (Mbembe, 2011; Estévez, 2018). Este funcionamien-   to desigual del biopoder en las colonias y excolonias, donde no se busca regular la vida sino la muerte, ha sido señalado por varios autores (Estévez, 2018; Gržinić, 2010; Mbembe, 2011 y Valencia, 2012).

 

La necropolítica implica la gestión de la vida y la muerte de la población a través de prácticas de dominación y control que pueden incluir la violencia, la represión y la exclusión. Mbembe argumenta que, en algunas circunstancias, los Estados modernos y otras autoridades utilizan la muerte como una herramienta política, ya sea a través de la violencia directa o mediante la creación de condiciones que hacen  que ciertas poblaciones sean más susceptibles a la muerte prematura o la exclusión social; la necropolítica examina cómo el poder político puede ser ejercido a través de la regulación de la muerte y cómo esto afecta a diferentes grupos dentro de la sociedad (Mbembe, 2011).

 

La necropolítica es un dispositivo de dominación y control de un grupo sobre otro, es una actualización de prácticas institucionalizadas por los países que conquistaron a otros a partir de establecer la existencia de “razas” y con ello de grupos superiores e inferiores, así como la diferencia de leyes entre las metrópolis y sus colonias. En estas últimas existe una ausencia de los marcos legales que rigen sobre la población metropolitana; mientras lo que se aplica en las colonias son formas de dominación que funcionan como una “guerra sin fin”.

 

La especificidad de la necropolítica no sólo está en la muerte, sino en el uso de lo racial y, en este caso, el desarrollo de un modelo particular de dominación: las colonias, utilizado desde hace siglos (Valencia, 2012; Mbembe, 2011). El hecho de que estas formas de poder postcolonial no sean ya mencionadas en un mercado que se presenta como “global” y “abierto” como es el del turismo, no significa que éstas no existan; por el contrario, sólo se han transformado.

 

El turismo como fenómeno de necropolítica hace referencia a los mecanismos que permiten que las prácticas turísticas y las industrias relacionadas, contribuyan a la explotación, vulnerabilidad y hasta la muerte de ciertos grupos de población, ya   sea de manera directa o indirecta (Mendiola, 2017; Lapointe, 2022). Este enfoque considera cómo el turismo puede ser utilizado como una forma de ejercer control    y poder sobre ciertos grupos sociales, a menudo a expensas de su bienestar y seguridad. Por ejemplo, en destinos turísticos donde se prioriza el lucro sobre la protección ambiental o los derechos de las comunidades locales, puede haber consecuencias graves para el medio ambiente y la calidad de vida de las personas que dependen de él (Lennox y Probyn-Rapsey, 2021).

 

En algunos casos el turismo puede contribuir a la marginalización y la precarización de ciertos grupos, como los trabajadores migrantes en la industria del turismo, quienes pueden enfrentar condiciones laborales extenuantes, salarios bajos, pocas o nulas prestaciones y falta de acceso a servicios básicos. También puede haber situaciones donde el turismo masivo y la explotación de recursos naturales conduzcan a conflictos socioambientales, desplazamiento forzado y pérdida de tierras y medios de subsistencia para las comunidades locales (Mendiola, 2017).

 

Como se dijo antes, tanto el biopoder como la necropolítica buscan “conducir las conductas” mediante un conjunto de prácticas, definiciones y regulaciones. En el caso del turismo, existe una diferencia entre la presencia del Estado en las zonas turísticas del “norte” a los espacios turísticos del “sur global”; en estos últimos la autoridad ha cedido una gran parte de su capacidad reguladora al “libre mercado”, dejando que sean las compañías quienes impongan en los hechos disposiciones sobre contratación de sus empleados, uso de los espacios e incluso explotación de zonas declaradas como protegidas. Proponemos que en el caso de las zonas turísticas de los países del “sur global” se presentan los siguientes cuatro mecanismos de necropolítica:

    1. Construcción de enclaves: Los lugares turísticos cumplen los sueños o utopías de los visitantes, ocupando los lugares como un escenario para generar una “economía de la experiencia íntima” (Velázquez y Clausen, 2012). Para ello, las zonas turísticas tienden a expulsar tanto a las actividades como a los habitantes que no son parte de la imagen creada, lo que genera la existencia de zonas habitadas principalmente por blancos (foráneos o miembros de las élites del mismo país). Esto lo hacen por medio de distintos mecanismos: a) los espacios turísticos requieren de una importante inversión en infraestructura por parte de las autoridades y los dueños de los negocios, esta infraestructura se concentra en aquellas zonas que serán utilizadas por los turistas; b) el aumento de las rentas y la compra “hostil” de edificios o áreas para la instalación de negocios internacionales; c) la concentración de la inversión en infraestructura en las zonas turísticas obliga a los trabajadores y habitantes locales de bajos ingresos a ser confinados en zonas con pocos o nulos servicios.
    2. Control del tiempo y los lugares: las zonas turísticas se caracterizan por generar un uso diferenciado y controlado del tiempo y el espacio entre los distintos grupos que los usan; en la medida que es mayor la posición ocupada en el rol (residente local, empleado, turista) y estatus (nivel de ingresos, color de piel, sexo, edad) mayor es la capacidad de flexibilidad en el uso del tiempo y los lugares: a) los turistas son clasificados dependiendo de sus recursos económicos y estatus social para tener un mayor o menor acceso a distintos lugares y actividades; b) los empleados trabajan bajo esquemas estrictos de control sobre sus horarios y a los lugares que tienen acceso. En este grupo también existe una distinción por color de piel, lugar de origen y nivel de estudios; c) los habitantes locales ven restringido el uso de los lugares destinados a espectáculos o actividades turísticas, pero también el uso de su propio tiempo, todo con el objetivo de no “perturbar” a los visitantes. Aquellas actividades, festividades o comportamientos que sean considerados “extraños”, “salvajes” o “molestos” serán marginados, sancionados o prohibidos.
    3. Explotación laboral: las condiciones laborales en los lugares turísticos son resultado de una serie de mecanismos relacionados al funcionamiento del capitalismo, pero también a la falta de regulación de los gobiernos: a) los sitios turísticos son espacios que ofrecen atractivos paisajísticos, así como el disfrute de diversos tipos de servicios y experiencias. Esto genera un beneficio tanto para los usuarios como para los dueños de dichos establecimientos o negocios; b)  en los sitios turísticos localizados en el “sur global” los negocios turísticos mantienen sus márgenes de ganancia y de competencia internacional por los ba-  jos salarios y las bajas regulaciones gubernamentales; c) los gobiernos locales mantienen bajas o nulas imposiciones fiscales al turismo, así como políticas  que mantienen bajas percepciones salariales y regulaciones en su búsqueda por atraer empresas de este sector; d) los trabajos en el sector turístico no responden necesariamente a un esquema liberal de contratación por habilida-  des y conocimientos, sino a criterios raciales, de género y lugar de origen. Las personas blancas tendrán preferencia como “imagen” de un negocio turístico; e) todo esto genera prácticas de explotación laboral, donde los trabajadores locales son empleados en condiciones precarias y sin derechos laborales adecuados (Lapointe, 2022).
    4. Privatización de la cultura: el turismo es una de las actividades que mejor ejemplifica la globalización, produciendo dos mecanismos simultáneos: a) homogenización de servicios ofrecidos en los establecimientos (baños, camas, internet, televisión, etcétera); b) al mismo tiempo, cada destino busca destacar en características específicas que atraigan a los turistas. Esto se logra por medio de los atractivos naturales pero especialmente de la cultura (nacional y local); c) no obstante, el turismo global, genera una clasificación donde las culturas del sur global son definidas como “exóticas” y “salvajes”, por lo tanto, aptas para un consumo superfluo; d) los bienes culturales que serán ofrecidos en el turismo pasan por un proceso de “pasteurización” que los haga consumibles por todos los turistas, no demasiado “picante” ni muy “salvaje”; e) los eventos culturales son controlados y “profesionalizados” antes de acercarlos a los gustos del mercado internacional. Esto permite que sean personas incluso ajenas a la cultura original las que produzcan, creen o representen las actuaciones o produzcan  los objetos; f ) como resultado, las comunidades experimentan una pérdida de sus fiestas, objetos o comidas, que se convierten en mercancías generadoras  de ganancias para los negocios turísticos sin dejar beneficios a sus creadores originales (Lapointe, 2022).

     

    Estos mecanismos reflejan la continuación de formas de dominación y control en los destinos turísticos, reproduciendo dinámicas de poder colonial y perpetuando desigualdades sociales y económicas. En el presente artículo, nos centraremos en las prácticas y consecuencias que tienen para los migrantes por trabajo en la zona turística de Sayulita.

     

    Figura 2. Empleo turístico, necropolítica y neoliberalismo

    Fuente: Elaboración propia con base en Mbembe (2011), Milán et al. (2021) y Bertoncello (2008).

     

    3. El crecimiento turístico de Sayulita

    Bahía de Banderas, el municipio más joven del estado de Nayarit —su creación data de 1989— alberga al poblado de Sayulita, un destino localizado en la región costa sur de la entidad, que, a partir de la década de los setenta del siglo pasado, con el impulso a la actividad turística, se ha transformado para adecuarlo a los intereses de ocio de los turistas y del capital. Todavía hace algunas décadas, cuando aún no llegaba el turismo, sus pobladores se dedicaban a actividades primarias como la agricultura y la pesca, pero con la llegada de turistas paulatinamente se incorporaron al sector servicios.

     

    Figura 3. Localización geográfica de Bahía de Banderas y Sayulita, Nayarit

    Fuente: Elaborado por Diana Jatziri Guzmán Báez y Dimensiones Turísticas (12 de junio de 2024).

     

    Refiere al respecto González (2019) que fue entre 1975 y 1980 que los primeros turistas empezaron a llegar a la localidad, cautivados por la belleza de sus playas y la práctica del surf, y no fueron pocos los que decidieron establecerse allí.

     

    Figura 4. Surfistas en Sayulita, Nayarit

    Autor: Jonathan Marrujo Galván (fotografía tomada el 3 de mayo de 2023).

     

    Entonces, ejidatarios del Ejido de Sayulita y otros pobladores de la localidad iniciaron el proceso de venta de sus tierras y viviendas a desarrolladores y turistas, por lo que tanto el paisaje de Sayulita como la dinámica comunitaria se fueron transformando con la creación de infraestructura turística y viviendas de extranjeros, que sistemáticamente se han incrementado al construirse incluso en áreas otrora consideradas marginales. El turismo generó un incremento del empleo sobre todo en la industria de la construcción, y con ello atrajo inmigración, que propició cambios demográficos en el municipio de Bahía de Banderas y la localidad, como se aprecia en las tablas que a continuación se presentan.

     

    Tabla 1. Cambios demográficos en el municipio de Bahía de Banderas, Nayarit

    Fuente: Elaboración propia con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), Censos de Población y Vivienda 2000, 2010 y 2020 y Conteo de Población y Vivienda 2005.

     

    Tabla 2. Cambios demográficos en la localidad de Sayulita, Nayarit

    Fuente: Elaboración propia con datos de Tinajero et al. (2021) y del INEGI, Censos de Población y Vivienda 2000, 2010 y 2020 y Conteos de Población y Vivienda 1995 y 2005.

     

    Como se puede observar, tanto en el municipio como en Sayulita se han dado importantes cambios en las cifras de población, relacionados fundamentalmente con la inmigración detonada por el desarrollo del turismo en el territorio. Durante el periodo 1990-2010, Bahía de Banderas triplicó su población, ya que de representar el 4.8% del total de la población del estado, pasó al 11.4% (Barrón et al., 2019) y en el caso de Sayulita, duplicó su población en el mismo periodo. La migración por trabajo está compuesta por personas de otros estados de la República mexicana con la expectativa de incorporarse al ámbito laboral.

     

    Figura 5. Entidades de la República mexicana expulsoras de población hacia Bahía de Banderas, Nayarit

    Fuente: Elaboración propia con información obtenida de 15 inmigrantes en Sayulita, Nayarit, así como de 169 hijos de inmigrantes que estudian de 1º a 6º grado en la escuela primaria de la localidad.

     

    Tabla 3. Cifras de inmigración en Sayulita, Nayarit, del 2000 al 2020

    Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI, Censos Generales de Población y Vivienda 2000, 2010, 2020.

     

    Las cifras de inmigración en Sayulita, Nayarit, muestran el incremento de personas provenientes fundamentalmente de otras entidades del país, que por lo general se emplean en la industria de la construcción o la oferta de servicios turísticos (restaurantes, hoteles, bares y el comercio informal), como se muestra en las siguientes fotografías, pero con ingresos que apenas les permiten cubrir las necesidades más elementales.

     

    Figura 6. Inmigrantes indígenas ofreciendo sus artesanías en el comercio informal

    Autor: Jonathan Marrujo Galván (fotografía tomada el 3 de mayo de 2023).

     

    Figura 7. Inmigrante vendiendo artesanías a turistas en la plaza principal

    Autor: Jonathan Marrujo Galván (fotografía tomada el 3 de mayo de 2023).

     

    4. El fenómeno de la migración

    Para este trabajo interesa fundamentalmente la migración, un fenómeno complejo, multidimensional y multiescalar (Arévalo y López, 2019); el desplazamiento que se produce por razones laborales, cuando las personas deciden cruzar algún límite o frontera administrativa para establecerse en nuevos territorios que les posibiliten acceder a un empleo, ingresos y mejores condiciones de vida, lo que propicia importantes cambios en la estructura de las sociedades receptoras (Gutiérrez et al., 2020).

     

    En el caso de la migración interna relacionada con el turismo, que se aborda en el presente trabajo, puede definirse como la realizada por un individuo, hogar o comunidad, que implica un cambio de residencia de carácter permanente a otra jurisdicción territorial para establecerse en el nuevo destino (Busso, 2006). Considera este autor, que el desplazamiento a través del territorio constituye una de las estrategias de vida utilizadas por personas y hogares, con el propósito de mejorar su nivel de bienestar, ya que, aunque son muy variadas las causas que propician la migración, es la pobreza una de las más recurrentes.

     

    Puede también concebirse la migración interna como un proceso directamente asociado a la búsqueda de una mayor calidad de vida y en ello las motivaciones laborales juegan un papel fundamental, ya que se relaciona el acceso a un empleo e ingresos en el destino, con condiciones de bienestar tanto para quienes emigran como para sus familias (Varela et al., 2017). En México, explican estos autores, existe una persistente asimetría económica observable en las condiciones de prosperidad que tienen algunas entidades y de pobreza que padecen otras, y es posible identificar entre los detonantes de la migración la desigualdad de ingresos entre regiones, la pobreza extrema y el desempleo estructural, factores a los que se suman los atributos socioeconómicos de los integrantes de los hogares. Menciona Soto (2023, p. 61) al respecto:

    De los estados de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, proviene el 95% de los migrantes que se desplazan hacia el municipio de Bahía de Banderas. En estos estados, los índices de pobreza son de los más elevados en el país, en Chiapas es del 76.4%, en Guerrero el 66.4% y Oaxaca, 66.5%.

    Plantea Cárdenas (2014) que el contexto económico incide de manera importan-    te en la decisión de migrar, pero también hay factores individuales considerados, como la información que se tiene del lugar de atracción y que residan en éste familiares o amigos. Menciona la autora, que actualmente el fenómeno migratorio se ha intensificado, hay una ampliación de los destinos, se ha incrementado la migración indígena e incorporado a los flujos migratorios las mujeres y los niños (Cárdenas, 2014). A lo anterior agregan Varela et al. (2017) que los cambios demográficos propiciados por las corrientes migratorias ejercen presión en los destinos, al demandar de los gobiernos locales servicios públicos de educación, salud y vivienda que generalmente no les es posible atender, dadas las limitaciones de los recursos económicos con que cuentan.

     

    5. Metodología

    El estudio explicativo que sustenta el presente trabajo se apoyó en una metodología cualitativa y técnicas como la observación no participante realizada en diversos espacios públicos de Sayulita: la plaza principal, las playas, los andadores para turistas, los puestos de venta de artesanías, así como restaurantes, que permitió observar la cotidianidad e interrelaciones sociales de los inmigrantes en su actividad laboral, además de 15 entrevistas cualitativas en profundidad realizadas con base  en un muestreo no probabilístico, durante los meses de septiembre y octubre de 2022, y febrero y marzo de 2023, a inmigrantes que trabajan en el comercio formal e informal con la venta de artesanías, bisutería, prendas de vestir y alimentos, a la par de empleados en el sector servicios y trabajadores de la construcción, hombres y mujeres originarios de diversos estados de la República y municipios de Nayarit, tanto del medio rural como urbano, solteros y casados, con edades que oscilan entre los 16 y los 41 años. Adicionalmente, se realizó un grupo de enfoque con seis inmigrantes empleados en el sector servicios (comercio), nacidos en el estado de México y Jalisco. La información sobre las entidades de donde son originarios los migrantes se complementó con los datos que arrojó una consulta a 169 hijos de migrantes que estudian de 1º a 6º grado de primaria en Sayulita, Nayarit.

     

    Las herramientas utilizadas fueron grabadora de voz, cuaderno de notas, cámara fotográfica y dron. Sólo algunas entrevistas fueron grabadas ya que no todas las personas entrevistadas lo aceptaron cuando se les propuso, por lo que se registró manualmente la información. Además, algunos de ellos tampoco permitieron que les fueran tomadas fotografías. El trabajo de campo realizado brindó la posibilidad de conocer las causas de los eventos y fenómenos observados, así como explicar las condiciones en que éstos se han presentado en la localidad.

     

    El instrumento diseñado para la entrevista abordó las categorías Turismo, Migración, Empleo, Calidad de vida y Dinámica comunitaria, para lo cual se recogió información a través de 26 preguntas sobre las motivaciones para migrar, las actividades económicas que los migrantes realizaban en sus lugares de origen, la información que tenían sobre Sayulita a través de las redes con las que contaban, la experiencia del trayecto recorrido hacia el destino, las implicaciones económicas, sociales, culturales y  emocionales de la migración, su   relación con las personas de la localidad y otros actores sociales (turistas, líderes religiosos, gestores públicos), el tiempo viviendo en el destino, su proceso de adaptación, las características y condiciones    del empleo, los horarios de trabajo, ingresos y prestaciones sociales otorgadas, sus condiciones de vida, los cambios que la migración trajo consigo para ellos (en lo personal, en las relaciones familiares y la dinámica comunitaria) y  el significado  que se atribuye al ser migrante. Así mismo, las experiencias y dificultades afrontadas durante el periodo de pandemia.

     

    En cuanto al análisis de la información, se hizo mediante la técnica de análisis de contenido cualitativo, por considerarla la más adecuada.

     

    Tabla 4. Categorías y fuentes para el análisis

    Fuente: Elaboración propia.

     

    6. Resultados

    En las 15 entrevistas cualitativas semiestructuradas realizadas a 6 hombres y 9 mujeres en la localidad, se recogieron datos sociodemográficos de las personas entrevistadas (ver tabla 5) quienes refirieron que en su lugar de origen se dedicaban a la siembra de la tierra, la albañilería, la elaboración y venta de artesanías, pero también como empleados; no obstante, los ingresos que obtenían por su trabajo eran insuficientes para la satisfacción de las necesidades personales y de su familia. Las redes con familiares y amigos que laboran en Sayulita les facilitaron tomar la decisión de desplazarse al destino, su establecimiento en el lugar y la obtención de un empleo. Pese a lo anterior, manifestaron algunos de ellos, que aun con el apoyo de redes fue difícil el desplazamiento e incluso la estancia, porque les brindaron ayuda al llegar, pero la relación en algunos casos, no se ha mantenido.

     

    Tabla 5. Perfil de las personas entrevistadas

    Fuente: Elaboración propia.

     

    Sayulita es un destino globalizado con una afluencia constante de turistas internacionales, que ha tenido como resultado la necesidad de trabajadores. Las fuentes  de trabajo de los migrantes por trabajo en Sayulita son las siguientes: 1) trabajo formal (temporal) en hoteles, restaurantes y otros servicios de turismo; 2) trabajo informal relacionado al turismo; venta de artesanía en cerámica, hilo, madera, palma, collares, ropa y alimentos, tanto en las calles del poblado como en la playa; 3) industria de la construcción; en el poblado y otros destinos de playa cercanos, permanentemente se construye infraestructura turística para la oferta de productos y servicios a los turistas.

     

    Tanto las entrevistas realizadas como el grupo de enfoque y la técnica de la observación directa permitieron identificar exclusión y marginación respecto a los migrantes: 1) el acceso a los lugares que construyen es limitado, por lo que im-   plica para ellos que tienen ingresos precarios el pago de un servicio turístico; 2)     los empleados que interactúan con los visitantes son generalmente aquellos que reúnen ciertas características, entre ellas las de tipo racial, para ser “presentables”  o dar “una buena imagen” a los establecimientos; y 3) los trabajadores no ganan     el suficiente dinero para acudir como clientes a los hoteles, restaurantes y bares donde trabajan.

     

    Aunado a ello, los migrantes experimentan desplazamiento y gentrificación en al menos tres sentidos: 1) las zonas donde habitan se encuentran marginadas y localizadas generalmente fuera del poblado, expulsión que se produce por los bajos salarios y acentuada por el creciente costo de los alquileres debido a la especulación inmobiliaria; 2) los habitantes originarios del poblado han sido desplazados de las zonas “turísticas” por la gentrificación. Esto se explica, en parte por la razón siguiente; 3) se observa la “compra hostil” de casas o terrenos por parte de desarrolladoras y agentes turísticos, que fuerza a las personas a vender sus propiedades para el desarrollo de proyectos turísticos o negocios particulares.

     

    En las entrevistas también fue posible determinar que los trabajadores padecen distintas formas de explotación laboral; a) largas jornadas de trabajo, particularmente durante fechas vacacionales, lo que los aleja de sus hijos en temporadas significativas como cumpleaños, fiestas religiosas, entre otras. En Sayulita, las personas indígenas que laboran como artesanos en el sector informal trabajan jornadas de hasta 12 horas diarias o más, todos los días, para en ocasiones sólo lograr ventas por $500 a la semana; otras, que están empleadas en el comercio, ganan alrededor de $8,000 al mes, más comisiones sobre ventas, que disminuyen durante la temporada baja, pero no firman contrato, tampoco están incorporadas a un sindicato, carecen de prestaciones sociales y frecuentemente cubren dos turnos en el trabajo, pero solamente se les paga por uno. En el caso de empleos en restaurant, pueden trabajar hasta 16 horas diarias con un salario de $900 a la semana más propinas, mientras que en la construcción devengan $3,500 por semana, pero no cuentan con seguro de vida. Además, los artesanos pagan al Ayuntamiento por el piso para la venta de sus artesanías, entre 700 y 900 pesos mensuales y hasta $2,000 a las personas que les permiten vender en la playa; b) sin acceso a prestaciones o servicios públicos de salud y educación.

     

    Relatan también las personas entrevistadas, que otra forma de explotación laboral se presenta por medio de los despidos sin causa justificada, pese a laborar por años en la misma empresa, con la negativa a otorgarles indemnizaciones en estos casos, o bien cuando sufren algún accidente. Se sienten impotentes por tener que callar ante las injusticias, ya que carecen de apoyos y no saben a quién o quiénes recurrir para acceder a ellos.

     

    Los migrantes por trabajo en Sayulita también padecen de un control de movimientos en al menos dos aspectos: a) al trabajar, tienen un acceso limitado a las zonas del lugar donde laboran; así algunas de las personas que trabajan en las cocinas de hoteles de cinco estrellas nunca podrán acceder al área de albercas; b) las familias de estos trabajadores de hoteles y restaurantes nunca podrán ingresar como clientes a los establecimientos.

     

    Relatan quienes pertenecen a pueblos originarios y llegaron a Bahía de Banderas desde pequeños, historias de pobreza, exclusión y marginación debido a su forma y tono al hablar, el color de la piel y los rasgos físicos, que con el transcurso de los años los llevaron a tomar la decisión de no enseñar a sus hijos la lengua de sus padres y abuelos, pensando que de esta forma evitarían hacia ellos actitudes racistas. Sin embargo, también los adultos padecen discriminación, como lo señala una entrevistada:

    Yo considero que hay discriminación en Sayulita [...] Se imita la forma de hablar, pero burlándose. Esas actitudes denotan diferenciación de cómo se percibe y cómo percibe a los otros. Noto que los trabajos no aceptan a personas por el aspecto, cuando se es moreno y de pelo largo. Un señor de la tercera edad no consiguió trabajo por su edad (Inmigrante en Sayulita, empleada en el comercio, 2023).

    No obstante, señalan también que la migración les brindó la oportunidad de un empleo e ingresos que no tenían en sus lugares de origen y aunque la temporada baja es difícil en los destinos turísticos por la llegada de un menor número de turistas, tratan de ahorrar y moverse a otras localidades en busca de empleo en la industria de la construcción.

     

    Algunos de ellos, apoyándose en el trabajo de todos los miembros de la familia, han podido adquirir un terreno pequeño en poblados no turísticos para construir y no pagar onerosas rentas. Hay quienes manifestaron que incluso han podido ir a su pueblo a comprar mercancía a los artesanos que por su edad ya no pueden salir a recorrer poblados, y traerla a Sayulita para su venta, evidenciando con ello capacidad de agencia.

     

    Refieren asimismo algunos entrevistados tener una limitada relación con personas originarias de Sayulita, quienes incluso han llegado a solicitar a organizaciones obreras como la CTM su expulsión del poblado, argumentando que les arrebatan los empleos (exclusión y marginación). Cuando logran traer a la familia, tanto la esposa como los hijos se incorporan al ámbito laboral, aunque en condiciones de mayor vulnerabilidad que los varones. Relata una persona entrevistada:

    Conocía personas aquí, por eso me vine, pero ya se fueron. Nosotros todavía no nos hemos regresado, estamos luchando aquí. Me gusta hacer los monitos. Mi papá venía antes y nosotros veníamos con él. Seis niños éramos. Trabajo seis días, vendo de las 11 hasta las 6. A veces pagamos por metro de banqueta hasta $700 al mes y gano como $700 a la semana, con lo que ayudo a mis papás, pero cuando vienen los fiscales se llevan la mercancía y me multan por $2,000 (Inmigrante tzotzil, 2023).

    Algunos inmigrantes indígenas que se dedican a la venta de artesanía wixárika, consideran que las personas de la localidad no los tratan con respeto ni los consideran iguales. Se sienten ignorados y discriminados por quienes nacieron en el poblado, a diferencia de los turistas extranjeros que les obsequian un trato cordial. Dijeron también, que el incremento de migrantes y turistas residenciales ha propiciado cambios, ya que en el poblado se ha visto una importante expansión de las zonas habitacionales para turistas, muchas de ellas con acceso reservado para los dueños. De esta forma, el pueblito tranquilo que era Sayulita se convirtió en un lugar de personas desconocidas y con zonas donde ellos no pueden acceder.

     

    En cuanto a su relación con el gobierno local (Ayuntamiento de Bahía de Banderas) los migrantes por turismo experimentan otras formas de exclusión y marginación: a) no mantienen contacto ni han intentado ser contactados por servidores públicos municipales o federales (no son beneficiarios de programa social alguno); b) a pesar de encontrarse habitando zonas donde existen problemas constantes de seguridad y violencia, ninguna autoridad (policía, guardia nacional o ejército) ha mostrado interés en dialogar con ellos sobre sus problemáticas o preocupaciones.

     

    El trato diferenciado de las autoridades para tratar los problemas relacionados con los dos tipos de migración (residentes con poder adquisitivo compuesto en su gran mayoría por extranjeros, y los que están ahí por trabajo) resulta claro. Como explica la teoría de las colonias, éstas se basan en la conservación de estereotipos. Un recorrido en Sayulita por las zonas turísticas y de viviendas de segundas residencias, permite apreciar que se encuentran bien iluminadas, con servicios y limpias, mientras que las zonas donde habitan los trabajadores están sin pavimento y con viviendas improvisadas. Dos zonas con diferente acceso a servicios y distintos tonos de piel.

     

    7. Discusión

    Con base en los resultados del estudio, es posible sostener que los inmigrantes de Sayulita, Nayarit, que se desplazan desde diversas entidades de la República (tanto del medio rural como urbano) hacia el poblado, acompañados la mayoría de ellos por la familia (pareja e hijos), decidieron migrar debido a su precariedad y pobreza en las que vivían, lo que coincide con lo planteado por Cárdenas (2014). Sin embargo, al llegar al poblado se incorporaron a la economía formal e informal del turismo en condiciones de explotación, por lo que son víctimas de abusos relacionados con la flexibilización y precariedad del empleo en las regiones turísticas, tal como lo han mostrado otros trabajos (Castellanos y Pedreño, 2006; Cañada, 2017; Martínez y Martínez, 2020 y Córdoba, 2020).

     

    Es posible igualmente establecer una relación entre las características del empleo en la localidad y las condiciones de vida de los migrantes, con los mecanismos de necropolítica utilizados en países del sur global como México, lo que coincide con el planteamiento de Mbembe, (2011); Valverde (2015); Valencia (2012) y Rodríguez (2017). Los inmigrantes en Sayulita viven hacinados dentro y fuera de la localidad, con un limitado o nulo acceso a servicios básicos y en pobreza, condiciones encontradas también por Ohemichen (2010), en el estudio que llevó a cabo en Cancún, Quintana Roo, otro destino de sol y playa.

     

    En el poblado puede considerarse que operan mecanismos de necropolítca del turismo (Mbembe, 2011; Lapointe, 2022) dado que se ha podido documentar lo siguiente: a) exclusión y marginación: al encontrarse espacios exclusivos para turistas, incluyendo los de segundas residencias, y otros para ser ocupados o visitados por los trabajadores; b) control de movimientos: existe también un acceso prohibido a ciertas zonas, donde quienes migraron sólo pueden ingresar a ofrecer a la venta, servicios o productos, dado su bajo poder adquisitivo;  c) explotación laboral: ba-  jos salarios, largas jornadas laborales, despidos injustificados; d) desplazamiento y gentrificación: en el caso de los inmigrantes, éstos viven en asentamientos pobres, localizados en la periferia del poblado o bien en pequeñas localidades rurales cercanas a Sayulita. Existe una expansión de las colonias, que es visible en la localidad con la permanente expulsión de pobladores locales e inmigrantes de sus viviendas y tierras, a través de medios tanto legales como ilegales.

     

    Aunque la condición de los inmigrantes en destinos turísticos como Sayulita, Nayarit, generalmente no se reconoce como resultado de la colonización existente, las malas condiciones de trabajo (bajos sueldos y escasas o nulas prestaciones), el tipo de empleo que se ofrece y sus características, permite identificar el ejercicio de poder de un grupo dominante sobre otro vulnerable, que no opone resistencia ante los abusos de que es objeto, lo que es congruente con lo planteado por Estévez (2018), quien considera que el concepto de biopolítica, que permite la administración de la vida, y de necropolítica, relacionado con la administración de la muerte, así como el discernimiento de a quién debe dejarse morir por ser desechable y a quién no, puede ayudar en los estudios de turismo y migración, a explicar lo que está sucediendo en los destinos turísticos, donde los trabajadores se encuentran en total indefensión.

     

    El turismo no sólo ha transformado el paisaje y modos de vida en Sayulita, sino también el empleo, al establecer sus reglas y mecanismos de control para lograr el mayor grado de explotación de la mano de obra y privar además a los trabajadores de los medios de subsistencia, lo que coincide con lo aseverado por Lapointe, (2022) respecto a la imposición de reglas, mecanismos de control y experiencias que es posible identificar en los espacios laborales.

     

    En Sayulita, los inmigrantes laboran carentes de prestaciones sociales y clasificados por su origen racial, étnico y de género, lo cual coincide con lo afirmado por Castro (2021) y Joseph y Ceja (2021a), respecto a que los destinos escogidos por los migrantes, no pueden considerarse “de acogida”, dadas las problemáticas que los inmigrantes enfrentan en su proceso de adaptación, entre las que se encuentran la discriminación, racismo y múltiples violencias expresadas en la diferenciación por el color de piel, rasgos físicos y primera lengua.

     

    El que los inmigrantes en el poblado no sean beneficiarios de algún programa social, coincide igualmente con lo planteado por Rodríguez (2017), quien lo considera un ejemplo de necropolítica administrada en las poblaciones por el Estado, con el argumento de no contar con los recursos requeridos. Adicionalmente, la vulnerabilidad que padecen está también relacionada con su pobreza, al ser considerados por esta condición como extraños que acarrearán problemas al poblado, les quitarán el empleo a quienes son originarios de Sayulita y afectarán el bienestar en la localidad, de acuerdo con lo planteado por Joseph y Ceja (2021b) y Cortina (2021).

     

    Tabla 6. Relación de conceptos y su concreción en campo

    Fuente: Elaboración propia.

     

    8. Conclusiones

    La investigación llevada a cabo en Sayulita, Nayarit, durante el periodo 2022-2023, que sustenta el presente artículo, permitió no únicamente conocer las características y condiciones del empleo turístico al que acceden las personas que migran a la localidad, sino también identificar las causas estructurales que motivaron la migración, los procesos relacionados con el desplazamiento y las condiciones de vida de los inmigrantes en el destino, cuyo análisis derivó en la propuesta que se hace en el texto para intentar explicar lo que sucede en lugares turísticos como Sayulita en la relación turismo-migración y empleo. El tomar el concepto de necropolítica como marco explicativo de la realidad social en el poblado, partió de una visión crítica del turismo no sólo como actividad económica, sino como un fenómeno social que todo lo transforma, incluyendo el paisaje, trabajo y modos de vida.

     

    La riqueza de la teorización con la que se cuenta, sobre el capitalismo neoliberal y la posibilidad que brindan los estudios cualitativos de observar y recoger no sólo las percepciones de los entrevistados, sino también sus sentires, deseos y aspiraciones, ayuda a entender de una mejor manera cómo los migrantes recorren el camino en la búsqueda de la subsistencia, al carecer de las oportunidades para obtener un trabajo decente que les posibilite una vida digna.

     

    La propuesta basada en el concepto de necropolítica, acuñado por Achille Mbembe (2011) y su interpretación de las causas y consecuencias de la dominación del norte global sobre el sur global, así como la formación de colonias en la región “pobre” del mundo mediante la dominación a través de mecanismos específicos, ayuda a entender cómo opera el capitalismo en un contexto de globalización y neoliberalismo sin límites, pero también a vislumbrar las posibilidades que se atisban en las respuestas de los inmigrantes durante las entrevistas realizadas. Los sujetos tienen capacidad de agencia y ante condiciones de opresión han sido capaces a través de la historia, de generar resistencia mediante acciones diversas y mostrar que es posible modificar condiciones de opresión.

     

    Sin duda, las alternativas estarían en la organización de los trabajadores, actualmente fragmentados y debilitados en sus organizaciones, pero la coordinación entre los distintos actores, incluyendo la academia, para demandar al Estado la atención a problemáticas como las expuestas, puede modificar el estado actual de las cosas. La realidad ha mostrado que, si bien el turismo puede ser factor de desarrollo, en gran parte de los destinos esto no es así; muestra de ello es Cancún, Acapulco, Puerto Vallarta y por supuesto la región de Bahía de Banderas, donde se localiza Sayulita, Nayarit.

     

    Aunque el estudio evidenció condiciones laborales precarias en un destino de gran afluencia turística, que permanentemente se promueve como uno de los Pueblos Mágicos más atractivos de la región y el país, así como su relación con el concepto de necropolítica, hace falta indagar con mayor profundidad sobre las condiciones laborales en los distintos tipos de empleo, y su incidencia en la calidad de vida, así como en la capacidad de agencia desarrollada y los factores que la han impulsado. De igual forma, complementar la metodología cualitativa con la cuantitativa, para la obtención de datos duros que enriquezcan el análisis y la utilización de un enfoque interseccional. En cuanto a las nuevas líneas de investigación que el trabajo permite vislumbrar, se encuentran el impacto de la inmigración y tipo de empleo en las relaciones intrafamiliares y comunitarias; la migración indígena, femenina y de las infancias; así como el potencial para el autoempleo mediante proyectos que recuperen saberes tradicionales y difundan las variadas culturas que coexisten en la localidad.

     

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